16 septiembre, 2009

Comienza el Espectáculo

Bob Fosse, quien había iniciado su carrera en night clubs de fama dudosa para llegar a protagonizar varios musicales en Broadway como actor y luego como coreógrafo, llegó al cine como director a fines de la década del ´60 con una versión de "Sweet Charity". La obra de teatro estaba basada en la película "Las Noches de Cabiria", de Federico Fellini, ganadora del oscar al film extranjero unos años antes, y en Broadway había sido protagonizada por Gwen Verdon, mujer de Bob Fosse. Sin embargo, y como suele ocurrir en estos casos, a la hora de llevarla a la pantalla se eligió una nueva protagonista, cuya presencia en los carteles de cine fuera más familiar para el público: Shirley MacLaine.

La película fue un fracaso. Algo que visto desde hoy resulta bastante comprensible. Más allá del carisma de McLaine o el vuelo de algunos números, la narración hace agua por varios costados, entre efectos de montaje que eran modernos en su día y que hoy son obsoletos, personajes que entran y salen de la historia debilitando la trama central y un vagabundeo por la ciudad que acaba volviéndose tedioso.

De alguna manera, podríamos considerar a "Sweet Charity" como la despedida del musical clásico, aquel donde la música irrumpe en mitad de una escena y los personajes cantan y bailan en contextos cotidianos, como naturalidad impostada, mientras la cámara los acompaña en largos planos secuencia (modelo que recién sería retomado casi treinta años más tarde, con igual dosis de amor y de parodia, por Woody Allen en "Todos dicen I love you").

Fosse aprendió muy bien la lección. Quizás a ese cachetazo que representó en su carrera y en su propia concepción del género a la hora de comprender las diferencias entre cine y teatro, debamos el gran aporte de Bob Fosse al séptimo arte: una nueva concepción del musical a través del montaje y la puesta de cámara. La siguiente película del director, confirmó con creces el aprendizaje: "Cabaret", convertida hoy en uno de los clásicos de las últimas décadas.


La Vida es un Cabaret...


¿Pero qué es lo que hizo que "Cabaret" fuera una película marcara un antes y un después en la evolución del género? Podemos señalar al menos tres elementos. Primero, el abordaje de temas sociales complejos y con gravedad histórica (el ascenso del nazismo, la intolerancia, la homosexualidad, el aborto...) en lugar de los típicos conflictos románticos de los musicales clásicos. En segundo lugar, la decisión de limitar las escenas musicales al verosímil que el propio argumento proponía: todas las canciones (con la excepción de un himno nazi) son cantadas en el escenario del cabaret, estableciendo siempre un juego de espejos con el avance de las tramas, que las canciones comentan o reinterpretan. Y tercero, la ruptura con el plano secuencia, en pos de una cuidada planificación de planos cortos, a veces detalles, que el montaje sincroniza con la música, creando una puntuación mucho más rítmica y una participación diferente por parte del espectador.

El origen de este último recurso podemos reconocerlo ya en "Sweet Charity", en el número Big Spender, que cantan las compañeras de trabajo de Charity, casualmente en un cabaret.

"Cabaret" fue la consagración de Fosse como cineasta, otorgándole incluso el Oscar al mejor director (sobre Francis Ford Coppola, que competía ese año por "El Padrino", nada menos). La película ganó otros ocho premios y significó además el lanzamiento de Liza Minnelli como estrella, tras la estela dejada por su madre, Judy Garland. También significó el comienzo de la colaboración entre Fosse y la dupla John Kander y Fred Ebb, autores de las canciones del musical.

Los tres emprenderían luego la realización en Broadway de "Chicago", además de colaborar en el especial para televisión "Liza with a Z": show creado para el lucimiento de Minnelli y coreografiado por Fosse. Por cierto, Kander y Ebb habían escrito Cabaret para Liza, con quien ya habían trabajado en "Flora, la Amenaza Roja", pero el director de la puesta en Broadway, Harold Prince, la rechazó por considerarla demasiado americana para encarnar a una chica británica. Tras el suceso de "Cabaret", Kander y Ebb volvieron a contar con Liza en "The Act", donde compartió cartel con Chita Rivera.

Rivera, que encarnaba a una de las amigas de MacLaine en "Sweet Charity", fue protagonista de "Chicago" en Broadway junto a Gwen Verdon, la mencionada esposa de Fosse. Según cuenta la leyenda, Fosse concibió Chicago especialmente para su mujer, luego de la crisis matrimonial generada por sus constantes infidelidades. El musical fue un éxito y pronto comenzó a hablarse de trasladarlo al cine. Se mencionaron los nombres de Goldie Hawn y Liza Minnelli entre otros, pero el proyecto fue postergándose indefinidamente hasta que el musical fue repuesto con un nuevo elenco en 1995. Esta versión, sin escenografía y con un estilizado trabajo de vestuario en blanco y negro, fue coreografiada por Ann Reinking, que había participado de la puesta original reemplazando a Verdon en algunas funciones. Mientras tanto Kander y Ebb estrenaron en los ´80s otro gran éxito, también protagonizado por Chita Rivera: "El Beso de la Mujer Araña". El papel le permitió a Rivera ganar su segundo Tony. A los 70 años, Rivera volverá por estos días a Broadway en carácter de leyenda viva, junto a Antonio Banderas en la remake de "Nine".

Danza Ballet.
http://www.danzaballet.com/modules.php?name=News&file=article&sid=106

No hay comentarios:

Publicar un comentario